28.9.09

Caminas hojarasca


Ya tenía más de 20 años y las palabras y los modos me daban una vuelta constante en la cabeza. La imagen de las bolas de paja corriendo a mitad del duelo entre dos John Waynes se me hacía algo poético, lleno de drama, víspera, desencuentro. Ya me había enamorado y desenamorado. Y necesitaba decir... cosas. Hace unos días, me encontré este texo, con el que gané un tercer lugar en un concurso de poesía en la Universidad. Para mi fue un primer lugar, el primer verso me acompaña desde entonces.

Caminas hojarasca
del brazo con el viento.
Intentas volarme el cabello.
Fallas.
Mi cráneo escurridizo que brilla
sólo choca
con tus pasos
en la cara.
Abril de 1997.
Pseudónimo: Ilana Kostia (un amor de Europa del este, ah…).

Sol de horas



Una vez ganado aquel tercer lugar, ya no tenía límites (eso pensaba), al haber significado todo para mi, no había presión por vencer a los que siempre, siempre ganaban (los amigos del consejo editorial de la revista algomás y los amigos favoritos de la mafia de la facultad de filosofía). Así que al año siguiente, decidí volver a mandar un texto, más pequeño que el anterior, una especie de haiku. Se me acababa la estancia de estudiante, y la vida me había sonreído (eso cree uno a los 23 años). Me mudaba de ciudad, me iba al clima desértico (sí, ya sé que es húmedo) de Culiacán. Arena, sol, nada, nadie. Iba yo solo, sólo con mi primer lugar en poesía.

Se abre en la arena
un espejismo
donde se me hunde el cuerpo
y caigo grano a grano
degustando el tiempo.

Abril de 1998. Pseudónimo: Compay Segundo (personaje a quien pocos conocían en México).

14.9.09

SUBDECLARACIÓN XI


Llegó el agua a mi adentro mar.
Ya me arrastra a su profundo cobijo.
El capitán del submarino azul marino y tangerina cuelga la escafandra,
del cuello, dice que ya no sabe,
abre su ventana,
y nada, nada, nada…
y sólo flota su submarino.

(Gracias a Mariana Zúñiga por permitirme usar su arte, es grandiosa, verla en:
http://www.flickr.com/photos/26217758@N02/ )

7.9.09

Yo soy el que te dice cosas (gaudium Zetae XXXVIII)


[Yo soy el que te dice cosas,
el que retumba en tus adentros,
te hace chispas
y colores salientes,
biliares, dicen].

No veo modo de permanecer en tu ausencia;
no veo el gusto por la lluvia
y la polución si no te quejas;
no veo mi descanso nocturno,
mis noches de trágico sueño,
dolor, fiebre y tormento,
si no te quejas.

[En el desenfreno de mis verbos,
eres la lápida coraza,
el escudo hierro.
Me equivoco, me vuelvo loco
y me pongo a llorar, me equivoco, ¿ves?].

Sabes que si me caigo, tú de pie estoy contento.
Sabes que si me ahogo, y me tiro al piso para comer piedras, tú de pie estoy contento.
¿Oyes mi nombre sordo al mundo, lleno de dioses ajenos?
¿Oyes mi voz en mis sueños?
Yo por dentro me enredo
y me asfixio, pataleo.

[Anegado. Baleado y quebrantado, festejo tu vida, celebro tu halo, me bebo tu cuerpo, dispuesto].

Traigo vino,
desmáyate,
piérdeme,
vámonos al viñedo,
al infierno,
vámonos corriendo, con capas
y volemos verdes,
submarinos, enteros, eternos,
bebidos de uva y canto,
nube, piedra,
caña
y aguanieve de cielo.